La cocina irlandesa se ha elaborado a lo largo de los siglos bajo la influencia de los pueblos que pasaron por sus tierras: los vikingos, de los que conservan el modo de asar la carne, hasta los ingleses que los relegaron a las tierras del oeste y que sólo permitían el cultivo de la patata -durante siglos alimento nacional-, y todo bien regado por cerveza negra, fuerte y caliente, y su internacional whisky.No se puede hablar de cocina irlandesa sin destacar la importancia de la patata. Desde 1585, en que se implantó su cultivo en la isla, la alimentación de los irlandeses se componía de patatas y leche, añadiéndole en ocasiones especiales, jamón, huevos o pescado. Aún hoy, se consumen patatas al menos una vez al día, preparadas de mil formas. Entre las más populares están las patatas cocidas, escurridas y secadas en la lumbre. Otra especialidad son los boxties, elaborados en forma de pan. El boxty bread está hecho a partir de una masa de patatas crudas y cocidas, sal y harina. Las tortitas o boxty pancakes, dulces o picantes, están elaboradas con una masa de patata rallada, harina, sal, leche y levadura que se cuaja en la plancha.Como todos los pueblos insulares, en las costas irlandesas se preparan gran variedad de platos de pescados y mariscos, que en el interior se sustituyen por las especies de río. Son muy populares las preparaciones a base de berberechos y mejillones -cockles and bacon rashers-, berberechos sin concha salteados con lonchas de tocino crujientes, o los mussels in wine sauce, mejillones en salsa de vino blanco con pimienta y perejil picado. Hay que probar las ostras irlandesas como las sirven allí, con pan, mantequilla y una copa de cerveza Guiness.El plato de carne más conocido internacionalmente es el Irish stew, un estofado de carnero o cordero con patatas que, en ocasiones, incorpora puerro, zanahoria, nabo y repollo. Igualmente famoso es el Dublin coddel, compuesto de tocino, salchichas, patatas hervidas, cebollas y manzanas, que antiguamente componía la cena de los sábados del señor de la casa, mientras que el resto de la familia se conformaba con algo más sencillo.El black pudding es una especie de morcilla elaborada con sangre de cerdo, grasa y leche que se sirve caliente o fría. Si les gustan las vísceras, se puede optar por el irish grill, hígado frito con tocino, o los kidney in their jacket, riñones cortados en forma de abanico y con su piel.En las festividades importantes se servían los stuffed pork filets, solomillos de cerdo rellenos de pan, cebolla y aromatizados con especias; y entre los platos más antiguos elaborados con carne de ternera destaca el spiced beef, una carne cocida que debe reposar en su caldo de cocción durante seis días, antes de aderezarla con gran variedad de hierbas y especias. A continuación, deberá dejarse en maceración cuatro días más y, someterla, posteriormente, a una cocción de cuatro horas, regándola durante la última hora con cerveza negra.Más sencillos de preparar son los gaelic steaks, unos entrecots fritos en mantequilla y aceite, que se acompañan con una reducción de whisky y nata. También se puede optar por un asado de carne picada, savoury meat loaf, o el irish oxtail stew, un estofado de rabo de buey muy diferente al que conocemos en España.Una de las fiestas más importantes de Irlanda, cuya celebración se ha extendido a casi todo el mundo es Halloween, la víspera de Todos los Santos. Durante mucho tiempo fue día de ayuno y abstinencia, por lo que la carne no se cuenta entre los platos típicos de esta fecha. La mesa de Halloween está compuesta por tortitas de patata y manzana o budín; colcannon, un puré espeso de col y patata; barm brak, un contundente pan de frutas y los blackberry pies, unos pastelitos de mora. Resulta imprescindible, además, una alianza envuelta en pergamino que se esconde en la comida. Quien la encuentre, se casará ese año. Antiguamente, también se escondía un botón que aseguraba la soltería por un año a quien lo encontrara; y un dedal que añadía a quien lo descubría un año de virginidad.No se puede visitar Irlanda y no pasar un rato en alguno de sus pubs, lugares de reunión donde se consume el 80% de las bebidas irlandesas por antonomasia: la cerveza negra, la popular Guiness y el whisky. Los irlandeses aseguran que ellos inventaron el whisky, que aquí llaman wiskey, Su origen se encuentra en los conventos y tuvo su mayor auge en el siglo XVIII. Los emigrantes lo llevaron a Estados Unidos. La ciudad de Middelton en el condado de Cork es, hoy, la capital indiscutible del whisky irlandés.